sábado, 10 de noviembre de 2012

Un tango después de sus ojos:

Mucho tiempo después de aquel sublime encuentro, dos almas en plena ansiedad se dieron miradas y sin jugar al azar besaron el tiempo donde conjugaron sus mentes en un mismo pensamiento, dos corazones conectados y una sóla perspectiva, darle al enseño unas vacaciones. Las palabras estacionadas en un murmullo, en un pequeño salón, donde hay más de un cuadro, donde el mismo te lleva de la carne a la lujuria pero sin llegar al placer, porque se siente pecador al mirar otro retrato, porque se siente vacío escuchar otro tango, porque ningún girasol lleva tan bello color.

Dándole vida a mis ideas, girando en ciertas consecuencias del cansancio, doblando la miranda hacia el espejo, creyendo que soy menos de lo que puedo dar, dándome cuenta tarde de que pudo haber sido y tal vez ahora fue, porque no hubo secuencia de parte y parte, porque miradas furtivas y presentes adornaron aquel salón. Nacen los sentimiento poco después de una equivocación, la noche se conjuga en una minúscula parte de una estructura de latidos, donde escribir es el remedio más económico que existe; no pensar en el futuro creo que es vanidad, pensar mucho en él creo que es aproximar, hay un nivel de esperar el futuro queriendo que todo sea como lo esperamos, tomando en cuenta ciertas cosas a las que tener en cuenta de vez en cuando.

Una vez de ver tus ojos, paralizado el tiempo, teniendo un pequeño aire atrapado en cien suspiros, ahí con el tiempo detenido, donde el tango de fondo me hace sentir escalofríos y yo sólo quise amarte, donde el rojo del espacio se confundía en el azul de tu mente, en el rosa de tu cuerpo, en el chocolate de tus ojos, porque sólo fue eso, no hubo más nada, sólo el futuro abriéndome puertas, yo cerrándole, tú pensándome, ella llamándome y él... él no existía, pero no todo a mi favor puede durar tanto tiempo.

Me fijo un objetivo diferente, hacer que me pienses en cada segundo, que donde leas un ensayo fantástico puedas llamarme e invitarme una copa de vino, porque así, como el vino, podemos ser, yo durando la noche del corcho, tú despacio cerrando los ojos, ahora que existe el "él" a pronto de un "eso" cerca del "ustedes" no existe un ultimo desprecio que encerrarme en las palabras de un inexistente caos en mi corazón por tu suerte.

Lastima que sólo fue eso, caos absurdo, que sólo fue música, que sólo fue "ayer", que no hay mentiras donde las verdades no se dijeron, que los sueños hacen de agua su mejor presencia, donde los labios mordidos no dan más que la sensación exacta de un amante empedernido, donde sí, sólo fue eso, un tango después de tus ojos y no antes de tus labios.

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